Las ideas que fueron surgiendo en todas las civilizaciones fue la de usar símbolos que representaran un grupo de elementos. El número de elementos que se agrupa es la base y el agrupamiento se expresa con un único símbolo que toma otro valor el de la base.
Los babilónicos agrupaban con un símbolo 10 unidades o 10 marcas. Para ello hacían una nueva marca cuyo valor era 10. Formaban así los números aditivamente hasta el sesenta porque una de sus reglas les permitía repetir el símbolo de valor 10 hasta cinco veces ya que para escribir el número sesenta utilizaban una idea más avanzada la de posicionalidad utilizando la base 60.
La idea que permitió evolucionar la escritura de todos los números y que permitió avanzar en el cálculo numérico fue la de posicionalidad, es decir que el agrupamiento o base del sistema se expresa ubicando el símbolo en otra posición y cada posición indica multiplicar por una potencia distinta de la base en orden ascendente.
En el caso del sistema babilónico se ubicaba a la izquierda y este símbolo que pertenecía a un orden inmediato superior al anterior quedaba multiplicado por la base del sistema que era sesenta. El nivel inmediato superior quedaba multiplicado por 602
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